Ya nada será igual

LAS elecciones municipales y autonómicas celebradas el pasado 24 de mayo han supuesto, sin duda, un espectacular cambio de coordenadas en el sistema de referencia político de nuestro país y, también, en Extremadura. Por lo que se concluye del resultado, la ciudadanía insiste, sin dramáticas convulsiones, en renovar, más bien sustituir, los agentes políticos actuales, con tendencia a la endogamia y centripetismo (causa segura de graves patologías en democracia y, sobre todo, de actitudes insociables alejadas de la realidad), por nuevos regidores, más cercanos y naturales en el trato, que puedan inspirar mayores expectativas de futuro y una empatía sincera con la problemática social creada por la crisis.

          Por lo que ha resultado, el ciudadano ya está harto del innoble secuestro de la soberanía popular y de una democracia capidisminuida por la competición salvaje entre grandes maquinarias partidarias y la política práctica a la gestión de lo ya decidido en 'camillas', que se encuentran más allá del control ciudadano. El mensaje ha sido claro: ¡Estamos aquí, vivos y conscientes, y queremos ser los hacedores de nuestro futuro! ¡No más desafección democrática!